domingo, 5 de marzo de 2017

Trabajar, comer, dormir


La asociación entre enfermedades mentales y desordenes en el sueño es algo que está bastante demostrado y que, de hecho, puede ser un condicionante o atenuante de ello.
Pero hay que tener en cuenta, que muchas personas sin presentar síntomas de enfermedad mental, experimentan desordenes del sueño provocados por diferentes factores también asociados a la psique; pero no necesariamente a desequilibrios genéticos u hormonales.
Más bien a los factores externos; el estrés laboral, la presión estudiantil... La ansiedad asociada a traumas también es una respuesta de nuestro organismo, para alertarnos de que algo no va bien con nosotros mismos. Que no estamos en paz porque algo nos perturba.

No es casualidad que en EEUU el consumo de ansiolíticos e hipnóticos para regular el sueño se ha disparado tanto que la estadística nos dice que 1 de cada 3 americanos consume ese tipo de fármacos (farmacéuticas frotándose las manos mientras digo esto)

Incluso la regulación de los horarios de invierno y de verano, que supuestamente están ideados para maximizar la eficiencia, solo ayuda y mejora los resultados de la maquinaria producción/consumo que a los neoliberales les gusta tanto mantener bien activa. Pero biológicamente al individuo le produce un estado de confusión y desequilibrio.

Los científicos comentan la necesidad de ver la luz del sol por la mañana, como estimulante para activar el estado de vigilia-despertar. ¿ Cuántas veces la gente se ha quejado de que está todo oscuro cuando se levantan?
¿ Cuántas veces en verano nos hemos dado cuenta de que son las 8 de la noche pero es de día?
Lo cual es algo aparentemente "normal" debido a la traslación de la Tierra, pero que los gobiernos han decidido EXPLOTAR para aumentar la actividad tanto laboral como de consumo en la sociedad.

Además, debemos pensar en el hecho de que la Revolución Industrial en sus inicios, en el siglo XIX, trajo consigo una serie de cambios en la forma en que concebíamos el tiempo laboral. Jornadas de 9 a 12 horas antes de los movimientos sindicales.

Se trató de llegar a un consenso, a mediados del siglo XX, y se estableció de forma "globalizada" la normalización de una jornada de 8 horas. Son múltiples los estudios que sugieren la ineficiencia de ese tipo de horario,
junto con la aplicación de turnos y horarios partidos.

Con el surgimiento del "Nuevo Orden Mundial", tras la Segunda Guerra Mundial, se necesitaba generar una nueva conciencia del trabajo y atender a la nueva necesidad de tiempo de ocio que demandaba una sociedad en crecimiento tanto económico como cultural. La fórmula empleada para establecer la separación entre este tiempo de ocio y el laboral se convirtió en un problema. Como consecuencia, se sacrificó el tiempo que dedicábamos a dormir y surgió la idea equívoca de: "dormir es una pérdida de tiempo" y "El dinero nunca duerme".

La forma en que los directores de esta "orquesta" llamada Mundo Globalizado manipularon e influenciaron en nuestra concepción de la vida laboral llegó hasta tal punto que se aleccionó y moldeó a la sociedad, para adaptarla a las exigencias de la maquinaria capitalista, desde una edad temprana. Así, podemos ver como en los colegios e institutos se adaptaron las jornadas lectivas al del mundo laboral; e incluso se añadió el ingrediente secreto del "estrés" en época de exámenes para prepararlos como futuros buenos engranajes del Sistema. Es imposible no pensar en ésto y que venga a mi mente las imágenes del videoclip "Another brick in the wall".

De media, un empleado de jornada partida está fuera de casa el 60 o 70% del tiempo. El otro 20% durmiendo y el 10% lo tiene para el ocio. Hablaba hace poco con alguien de la esclavitud y el trabajo forzado en la actualidad; no hace falta....

Con este sistema económico actual, somos instrumentos de la maquinaria global. Estimulados con "pildoras" que nos mitigan el sentimiento de opresión y nos autoengañamos. Como ejemplos de ésto son; el anhelo de que llegue el fin de semana o la semana de vacaciones cada 6 meses.

Toda la presión a la que sometemos al organismo, durante el periodo lectivo o laboral, se ve saturado y en ocasiones esas vacaciones o fin de semana nos las pasamos durmiendo. Porque el organismo necesita regenerarse,
recuperarse, pero no basta.

Actualmente existen gobiernos, que casualmente fueron los precursores del Estado de Bienestar, que están optando por un cambio sustancial de la forma en que concebimos el trabajo.
Desde una reducción del horario activo hasta la implementación de entornos de trabajo con rincones "libres de estrés"; para hacer paradas en medio de la jornada. Con resultados sorprendentes en el rendimiento general y por individuo.

Estamos entrando en una nueva Era; en la que la sociedad va a vivir la llegada al entorno laboral de la Inteligencia Artificial y la robótica avanzada. Ésto provocará al principio una actitud de miedo y rechazo, ante la posibilidad de perder nuestros puestos de trabajo y nuestro medio de vida.
Pero ya hay países que están dando un paso para adelantarse a esta nueva Era, ajustando la concepción y la organización actual del trabajo para hacer más fácil esta transición y evitar una revuelta social.

En mi opinión, los gobiernos occidentales deben tener la suficiente visión de futuro como para no rezagarse a la hora de seguir los pasos de los países nórdicos; que fueron capaces de sobreponerse a la última gran Crisis Económica con su Estado de Bienestar y que actualmente se preparan para la llegada de la robótica a todos los sectores. Es necesario un cambio de mentalidad que estimule el desarrollo creativo y la eficiencia de nuestros trabajadores frente a la concepción mecanicista y anticuada de principios del Siglo XX.

Es la hora de que prevalezca el uso de nuestro tiempo para estimular el crecimiento cultural y científico de nuestra civilización frente a la visión del hombre como un mero instrumento de la maquinaria productiva.