domingo, 17 de febrero de 2019

Introspectiva


No tengo claro si para entenderme a mi, e imagino que al resto de nosotros, sea necesario llevar un orden lineal y temporal sobre eventos de mi vida. En cambio, considero que la mejor forma de leernos y descifrar el código que define nuestra esencia es hablando de distintos momentos, volviendo a momentos pasados o más cercanos; que curiosamente puedan tener mucha conexión entre sí.

Somos una recopilación de momentos y experiencias que van moldeándonos. Uno de los momentos que recuerdo más antiguos que tengo es casualmente una de las cosas que más me han definido a lo largo de mi vida; es la casa donde vivía en Tenoya, antes de trasladarme a Valsequillo. Había una habitación, que hacía las veces de trastero, a la que no me dejaban entrar nunca. Yo solía jugar y corretear por los pasillos con un coche de juguete en forma de avión que yo llamaba "Oco-Oco" y cuando pasaba por delante de esa habitación me detenía a mirarla desde fuera con toda mi concentración puesta en ella; ahí es donde tengo el primer recuerdo de una de las cosas que más me caracterizan, mi curiosidad. A medida que ha ido pasando el tiempo esa curiosidad se ha ido extendiendo como un virus por todo mi ser y guía mis actos.

Gracias a ella, o a causa de ella, he abierto mi mente a una heterogénea cantidad de temas; y me ha permitido tener una visión más clara del mundo que me rodea.

Este momento tan primitivo de mi existencia guarda especial relación con otro momento vivido cuando estudiaba bachillerato. En este momento yo comenzaba a experimentar el inicio de la madurez de mi forma de ser y de pensar. Además, coincide con el momento en que tomé la decisión definitiva sobre lo que quería estudiar; lo cual siempre es un momento crucial en la existencia de muchas personas.

La razón por la que guarda relación, es por el hecho de que mis ansias por entender el mundo y a los que viven en él se hicieron cada vez más fuertes para mi; tomé la decisión de estudiar Historia porque sabía, desde que comencé a leer, que ella me daría las claves y los mecanismos para acercarme a entender la realidad presente; me abrió las puertas de esa "habitación prohibida".

Sentía mucha ilusión también en este momento, y en mi mente diseñaba el boceto de mi futuro casi con una precisión creíble sobre la que sustenté mis esperanzas.

La esperanza, ésto me lleva a otro recuerdo que configura mi esencia. Desde que tengo uso de razón he reunido muchísimos momentos diferentes en un mismo escenario; el mar.

¡Ay, el Mar!, lo escribo con mayúsculas, de la misma forma que me hace sentir el tenerlo cerca, que es mayúsculo. Me recuerdo a mi mismo en situaciones y fases emocionales muy dispares, pero la que prevalece y permanece sobre todas ellas es siempre la misma. Tengo muy claro ese recuerdo o esa sensación porque la sigo viviendo. Cuando estoy cerca del Mar sentado sobre una roca o la arena caliente; con la visión de una interminable extensión de agua que parece querer hablarme con el sonido de sus olas chocando contra las rocas, moldeándolas lentamente o convirtiéndose en espuma en la orilla y evaporándose en salitre que lo impregna todo. Su ir y venir, pero sobretodo la sensación de estar sólo y al mismo tiempo arropado; de sentirme abrumado por la insignificancia de mi existencia, mientras siento que soy el protagonista de mi propia historia.

El mar me lleva a mi niñez, y por eso es mi refugio, pero es que además explica perfectamente otra de las cosas que me caracterizan; la continua y recurrente necesidad de momentos de nostalgia y reflexión sobre mi mismo, define lo que me ocurre cuando siento la necesidad de soledad.

De nuevo vuelvo a dar un salto cronológico para trasladarme en el recuerdo al momento en que decidí trasladarme a Málaga. Este es uno de los momentos más agridulces de mi vida y tiene una importancia especial porque en ella sucedieron diferentes cambios en mi. Por un lado, experimenté lo que cualquier persona vive cuando toma la decisión de abandonar "el nido" como se suele decir. Y en ese tiempo que viví allá; lejos de mi familia, de mis amigos, de mis rutinas...supusieron un medio para terminar de configurarme como persona y experimentar la madurez la madurez en otro aspecto.

Además, supuso una fase complicada y dura en mi vida, en la que las ilusiones, esperanzas y metas se fueron apagando como una llama que se va volviendo cada vez más débil hasta que se extingue; sin darte cuenta de ello hasta que ya te encuentras a oscuras.

Esa oscuridad lo impregnó todo; la relación con mis padres, mi visión de futuro con respecto a la carrera, mi rabia y fuerza contra las injusticias ( debido a la destrucción del Estado de Bienestar que me tocó vivir muy de cerca), además de oscurecer también mi relación personal y romántica con la que era en ese momento mi pareja.

Ruptura, esa es la palabra que define mi experiencia durante mi vida fuera de aquí; en todos los sentidos posibles.

Esa llama de la rebeldía y la inconformidad también tuvo momentos en los que se convirtió en una hoguera. Por eso vuelvo atrás para traer el recuerdo de mi cambio de colegio. Desde el principio sentí una mezcla de miedo y expectación; era solitario pero al mismo tiempo me acerqué a muchos de mis compañeros. Las amistades que hice las guardo con cariño, como así lo hago de las que hice en la Universidad de Las Palmas y demis compañeros de piso en Málaga. Pero lo que más condicionó mi vida en esos ocho años estudiando allí supusieron el nacimiento y florecimiento de mi rebeldía. Rebeldía que expresaba a través de la violencia física en ocasiones pero en la mayoría de ocasiones era a través de mis actos y palabras como expresé esa sensación que sentía ante los dogmas, el Sistema ( también con mayúsculas) y contra las injusticias, sobretodo ante ésto último. Sé que era una rebeldía pasional y que era demasiado extrema para llevarla a una vida adulta; pero esa rebeldía está dentro de mi con cadenas, pero viva.

Esas cadenas, me llevan a recordar otro momento en mi vida. En este caso muy cercano, tanto que lo vivo diariamente. Esas cadenas aparecieron justo después de volver de Málaga. En ese momento yo no sabía muy bien "qué iba a ser de mi" como se dice; es en ese momento cuando tomo la decisión de ponerme a trabajar. Mi personalidad complicada y rebelde supuso un gran obstáculo para adaptarme a ese cambio; sentir el peso de la autoridad, la responsabilidad y sobretodo del sacrificio de mi tiempo y energías en llevar a cabo algo que, después de los años que llevo trabajando, puedo decir que ahora sí sé cuál es el sentido de la plusvalía y me reafirman en la idea de que no es más que una utopía.

Pero fue positivo para mi crecimiento personal el adquirir también, al relacionarme con muchas personas, nuevas herramientas sociales y me han permitido sacar un lado sorprendente para mi mismo, como es mi lado extrovertido y sociabilidad.

Finalmente, ya que hablo sobre energía, quiero acabar hablando de una de las cosas que más me caracterizan; la gran cantidad de energía que durante toda mi vida he conseguido canalizar a través de múltiples medios; pero el más importante es el deporte. Cuando comencé a entrenar y a hacer diferentes actividades deportivas, descubrí lo maravilloso que es el poder sentirte bien contigo mismo; obviamente por los resultados visibles, pero sobretodo por lo que me aporta mentalmente cada vez que termino de entrenar y consigo dejar con mi sudor todo lo que me lastra en mi día a día y me quita las buenas vibraciones.

Ésto se ha extendido mucho más de lo que pensaba y es la primera vez que escribo sobre mi mismo de una forma tan personal y recurriendo a mis propias experiencias; ya que estoy acostumbrado a escribir de una forma más impersonal, para que los protagonistas puedan ser cualquiera de las personas que toman un momento para leerme.





No hay comentarios:

Publicar un comentario