jueves, 5 de agosto de 2010

Razón de ser

Un hombre vivía en una cabaña cerca del mar en plena costa del Mediterráneo, en la zona de provincias, Italia.
Era un hombre de edad avanzada, altura media, complexión fuerte y con una imagen despreocupada.
Vivía aislado de todo y de todos. Su mirada siempre estaba escondida, ya fuera por una gorra o unas gafas.
Era muy serio y callado, a todas luces se veía que escondía algo y que la razón de que estuviera en ese sitio tan alejado de la población daba a entender que quería pasar inadvertido y vivir una vida anónima.
Todos los días cogía una barca que había construido él hace tiempo para ir a pescar. Se sentía seguro en ese sitio, o al menos eso es lo que él pretendía creerse así mismo.
A simple vista se podría decir que ese hombre nunca fue nadie, nadie importante, nadie que pudiera llamar la atención entre la gente. Pero nada más alejado de la realidad, puesto que ese hombre años atrás había sido uno de los más ricos y famosos del país. Llegó a dirigir uno de los de bufetes de abogados más prestigiosos de Italia, llevando los casos de las personas más reconocidas de la alta sociedad que confiaban en su talento y su total dedicación a su labor.
Se codeaba con la alta sociedad y era invitado a las fiestas más selectas que realizaban personas del mundo del arte y la moda, además de políticos.
Tenía mucho dinero y su inteligencia hacía que sus beneficios se multiplicaran a través de inversiones y participaciones en empresas prestigiosas del país.
Por alguna extraña razón un día decidió que ese camino que estaba llevando no era el que deseaba, ni con el que había estado soñando durante su vida, algo que le resultó muy fácil de asumir teniendo en cuenta que creía que todo lo que en ese momento poseía le iba a otorgar la felicidad. Pero a medida que paso el tiempo su alma fue la primera en advertirle de que las cosas iban mal y el único modo en que se comunica el alma es a través de la mirada.
Este hombre se llamaba Benoni, su alma le gritaba todos los días que se estaba destruyendo, estaba acabando su tiempo y no había encontrado una razón de vivir. Cuando se dio cuenta no pudo aguantar más la frustración y decidió desligarse de todo lo que lo relacionaba con la vida anterior. Lo dejó todo para irse a vivir a una vieja casa que había heredado hace mucho tiempo de su padre.
Se dio cuenta de que al no haber encontrado el sentido a su vida era mejor reconciliarse con su alma, y eso solo se lo podía dar la paz y la tranquilidad que se consigue cuando uno se encuentra a sí mismo.
El vio la manera de hacerlo en esa cabaña, aunque la soledad y el silencio le ayudaban a pensar, a reflexionar y a tener la impresión de que el tiempo se detenía, cada mañana cuando se miraba al espejo se encontraba con su mirada, las puertas de su alma, y su alma le decía que aun faltaba algo por hacer…
Pero fue un día en que Benoni estaba solo en su barca cuando se dio cuenta de qué es lo que no había encontrado, qué es lo que le faltaba. Y lo que habría hecho que su existencia no tuviera valor era el amor.
Benoni se dio cuenta de que había perdido muchos años de su vida esforzándose en conseguir llegar a lo más alto y triunfar en la vida, pero para ello tuvo que alejarse de todas aquellas distracciones de la vida que pudieran perjudicar su ascenso a lo más alto.
Benoni olvidó lo que era el altruismo, no sabía lo que era hacer algo por alguien sin razón aparente. No podía permitirse noches sin dormir pensando en una persona, en su mirada, en sus gestos, en su sonrisa, en sus manos, en su pelo, en el tacto de su piel, en su manera de reír, de llorar. No podía permitirse el tener que sacrificarlo todo por eso que llaman amor y que el consideraba un obstáculo que no podía permitirse.
Lo que Benoni no supo hasta esa mañana en que pensó en el amor en su barca es que todo lo que había conseguido en su vida no le servía para nada si no tenía a alguien con quien compartir ese sentimiento de felicidad y de orgullo, de satisfacción por el éxito.
Ese sentimiento que cuando se comparte con la persona que amas se multiplica, porque el triunfo no ha sido el conseguir todo lo que te proponías en la vida, sino el conseguir que alguien sea testigo de tus logros y los tome como suyos propios, dándole felicidad a la otra persona y sobre todo el que alguien te recuerde cuando tu ya no estés, no por lo que llegaste a conseguir, sino por los sentimientos que creaste con otra persona.

2 comentarios:

  1. Querido amigo,te vas superando...
    Tienes tanto que dar,tanto por lo que sentirte orgulloso,tantos motivos por sacar gran parte de tu interior con relatos tan.. únicos y llenos de no se..tanta pasión por otros mundos..por la realidad que te gustaría ver con tus ojos..por una realidad que cada vez es menos existente...
    No te rindas,mas de un@ se enganchara a tu blog y empezara a mirar las cosas...de otro modo...de tu mismo modo...!!!

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